sábado, 30 de julio de 2011

Expectatívame

La cosa es que ahora
yo no sé qué hacer.

Y más que esperar a descubrir lo que se supone que haga
es que,
en realidad,
yo misma tengo que decidir
qué es eso.

¡¿Qué se supone que haga?!
¿Qué decisión se supone que tome?
Si apenas,
y a duras penas,
puedo aclarar el ahora...
Y ahora mismo
hay que decidir.

O hay que jugársela.
Hay que arriesgarse.
Pero, cuando es esto lo que está en juego
¿cómo asegurar algo?
lo que sea.
Si pareciera que lo único seguro
es la posibilidad de sufrir.

Yo,
por mi parte,
no tengo nada claro.

O bueno, casi nada.
Sí sé que disfruto
que te disfruto,
porque me valoras como nadie.

Sin embargo
más allá de eso
ya no sé qué hacer.

Por lo pronto,
lo único de lo que estoy totalmente segura
y lo único por lo que pondría mis manos al fuego...
Por ahora
te hago una sola promesa
porque es la única con la que me puedo comprometer:
es que después del día lunes
te prometo
de corazón
que vendrá el día martes.

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lunes, 11 de julio de 2011

O unos ojos un espejo

Una sensación fuertísima
Que no sólo se manifiesta ahí
en los sentimientos
esta también se siente físicamente,
haciendo falta.

La sensación de que faltas
aunque hay días en los que pareciera que desaparece
se intensifica cada día.

Te necesito
tal como mis manos necesitan mis bolsillos.
El problema es que a ellas les sirve cualquier bolsillo
y yo,
pese a todo este tiempo,
ya no sé si eres reemplazable
o si esa sensación se volvió mera costumbre.


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