martes, 31 de mayo de 2011

¿Divisa la línea? Bueno, esto se aleja mucho de ella.

No sé qué hace esto acá. Si quiere, puede intentar adivinar cómo es que esta entrada vino a caer en este blog. Le doy ánimos más por protocolo que por verdadera fe; go go usted.

Si la drasticidad es la única forma, compleméntenla, por favor. Encuentren el equilibrio con el mar calmo que es tan necesario a la hora de la toma de decisiones.
Si la inconsecuencia se ve opacada por las mentes abrumadas de tanto revuelo e indignación, en realidad estamos descontruyendo nuestro algo.
Y si la insistencia es la técnica de conquista, la verdadera esencia del propósito se pierde más que bastante en el camino.

Somos jóvenes -quizás demasiado- y por supuesto que podemos hacer de todo. Absolutamente todo está a nuestro alcance, y si hay algo muy difícil de conseguir es, obviamente, porque hay algún factor obstáculo empeñado en desviarnos de nuestro tan necesario fin.
Y, ojo, esto no es sarcasmo. No digo que sea prescindible, no digo que no tengamos razón.
Digo, simplemente, que de la manera en la que se está haciendo se promueven otros ideales, otros que no guardan relación alguna con el quid del asunto y que son nada más que un agregado ornamental para "darle sabor a la cosa". Porque somos jóvenes, po.
Porque así se dan a entender otras cosas, se forman otras imágenes en las cabezas de quienes presencian desde el exterior, y es así cómo llega la tan odiada reputación de los lolos.
No cierta, pero entendible en su proceso de gestación.
Al igual que ese pensamiento que tenemos nosotros, ese que nos dice que las cosas están tan ridículamente mal, que pareciera que en realidad todo el resto atenta en nuestra contra premeditadamente.
Erróneo, pero tal vez lógico.
Es un círculo vicioso y, ¿la culpa? Pues nadie, "un círculo no tiene principio".
Y al parecer la única solución es que llegue alguien con alguna fórmula mágica que pueda transformar esta figura, hacer enfrentar de manera más humana nuestras conclusiones, peticiones y medios con sus imposiciones, consideraciones y decisiones finales.
Aunque tal vez no deban confiar en lo que digo, de Matemática yo no sé mucho.



.

domingo, 8 de mayo de 2011

Casi tan enojada como cuando no hay paltas en la casa

Estoy enojadísima.
Molesta
irritada
enfurecida.
Estoy perturbada.

Estoy enojadísima contigo.
Y conmigo.
Pero contigo no puedo estarlo más.
Llevo demasiado tiempo ya retándote
en mi mente.
Pidiéndote por favor que no me hagas esto.
Discutiéndote.
¡Llevo mucho más que horas insultándote!
Insultándote... ¡a ti!

Quiero que por favor te vayas
o que te lleves
o que dejes ir
eso que me encanta tanto ahora
y que me molesta muchísimo más después.

Es un favor
es un ruego.
Despertar estas cosas
así como así
no solo pasa por ser víctimas de los impulsos...
¡Oh, los impulsos!
Imagínate lo que estaría pasando ahora de haber reprimido esos.
Probablemente nada.

Aunque probablemente ahora
aun con impulsos incluidos
de todas maneras
para ti no ocurre nada.

¡Y es que estoy tan enojada conmigo!
Que veo cosas que no debería
en lugares que tampoco debiera siquiera estar contemplando.
Que se aparecen ante mí
como si los estuviera insconscientemente buscando.
Y que se generan "solos"
y,
aparentemente,
sólo para atormentarme a mí.

En la soledad.


.

Demasiado nuevo

Esto es nuevo.

Reconozco mi ingenuidad,
facilidad, idiotez,
para este tipo de cosas.
Sí, hace ya bastante tiempo que lo tengo clarísimo;
soy de esas que caen porque sí
y de las que creen que esos "porque sí"
son en realidad de todo lo más hermoso imaginable.
De esas capaces de transformar la unidireccionalidad
en los diálogos de relación más intensos que alguien pueda llegar a tener.
Me caracterizo por mi facultad de crear evidentes insinuaciones de las más nimias acciones humanas.
Ya estoy acostumbrada.
Y eso
es bastante patético.

Pero ahora hay algo distinto.
Esto es nuevo.

En lugar
o mejor dicho "además"
de crear de todo de la nada
y de generar en los demás lo que en realidad no es
he empezado a descubrir en mi misma
cosas que pensé que realmente no estaban ahí
o que simplemente no estaban a mi altura.

Ahora,
debo confesar,
soy celosa.
O eso creo.
Creo que soy de esas personas que sienten celos
y de los más angustiantes que hay...
si es que en realidad hay distintos tipos de celos y si existen algunos más intensos que otros...
en ese caso, yo padezco de los peores.

Si antes era una máquina para perseguirme
ahora ya me he encontrado con mí misma a lo menos 10 veces de tantas vueltas en las que me he pasado.
Y aun así
no logro encontrar todas esas yo
para que se pongan de acuerdo.

Ahora también soy tímida.
Contigo, por lo menos.
Nunca antes visto.
Ahora no sé qué decir
te
Y eso que antes solías ser al único al que le podía decir ciertas cosas.
Ahora todo me cuesta más.
Y ahora todo hay que pensarlo el triple de lo quintuple extra que ya pensaba antes.

Ahora el corazón me late más rápido.


.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Y eso que yo nunca he sabido combinar

Muchas, muchísimas cosas buenas
y todo puede resumirse
en que me pones a escribir así nuevamente.
Eso significa muchas
muchísimas cosas buenas.

Que no siempre seas bueno, es increíble.
Que a veces te guste demasiado
quizás no es tan increíble.
Pero que a mí me guste demasiado
que a ti te guste demasiado
sí que es increíble.

Y esclarecedor.
Dentro de lo enormemente confuso que es.
Y fuera de lo premeditado que no es.

Sí.
Significa muchas
muchísimas cosas.
Que probablemente se ajustan a una relatividad idealista.
A la mía, por ejemplo.
Y en tu caso, entonces,
no hay nada
que sea un todo
ni siquiera un poco
para que pueda ser algo.

Esta vez, no estoy segura de eso.
Las últimas veces ha sido evidente.
Quizás de manera humillante,
pero no menos (ir)real.
Ahora puede ser que no.

Algo
que, para variar, no sé qué es,
me dice que en realidad sean máscaras.
Múltiples,
para cada ocasión.
Pero que en realidad
allí debajo
podemos conjugar.


.