domingo, 30 de septiembre de 2007

Porque me importas

Porque me quieres.
Porque me conoces.
Porque no me juzgas.
Porque me aceptas.
Porque te importo.
Porque te quiero.
Porque te conozco.
Porque me importas.
Porque lo haces bien.
Porque lo haces mal.
Porque no piensas.
Porque te equivocas.
Porque no me importan tus errores.
Porque tú me demostraste la máxima entrega, el máximo apoyo, la máxima incondicionalidad.
Siempre.
Siempre ahí.
Conociéndome, importándote.

No me importa.
No me importa lo que hagas.
No me importa cómo lo hagas.
No me importa por qué lo hagas.
Me importas .

Por eso te doy mi máxima entrega, mi máximo apoyo, mi máxima incondicionalidad.


Porque me importas.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Ni en broma

Te afecta.
Te afecta mucho anímica y emocionalmente.
Te afecta demasiado lo que te digan las demás personas.
Independiente de si te importe o no.
Te afecta.

Te hace sentir bien...
O mal.
Mal.
Triste.
Enojado.
Apenado.
Frustrado.
Desesperado.
Mal.
Te afecta.

Eso demuestra la dependencia que tenemos al resto de las personas.
Que realmente sí nos importan.
Y que realmente no todo es un chiste.
Que para ti no son un chiste.
Y que te afecta.

No lo digas.
Ni en broma, por favor

Porque aún me duele

Perdón.
Perdonado.
¿Por qué?
Porque sí.

No.
No me sirve.
Eso de perdonar porque sí, sólo para no estar enojado; no, no me sirve.
Uno no se enoja con un propósito, no se enoja para odiar, no se enoja para sentir ni desear mal.
Enojarse es una reacción prácticamente inconsciente que tenemos cuando por ejemplo, nos hieren.
"A fin de cuentas, no importa el daño hecho, sino el dolor sufrido."

O sea, uno no se enoja porque le hicieron algo, uno se enoja porque ése algo le afectó.
Por lo tanto, uno no decide cuándo se le pasa el enojo, uno no decide cuándo perdonar.
Desgraciadamente, como casi todo, es cosa de tiempo.
Para perdonar se necesita que pase el tiempo, ya que al pasar éste, uno va "olvidando", va restándole importancia al hecho ocurrido, va olvidando el dolor sufrido, y todo va volviando a su curso "normal".

Perdón.
No.
¿Por qué?
Porque aún no se me olvida, porque aún me duele.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Cansada

Te cansas de hacer las cosas de la manera en la que las estás haciendo, de los por qué, de los resultados, de los cargos de conciencia.
Uno no siempre aprende de los errores.
Los comete, los detecta, los analiza, los asume, los sufre.
Pero tan fácil no volver a cometerlos, no es.
Es más fácil "olvidarlos".
Olvidar todo el remordimiento de los errores previos.
Y vivir la emoción de un segundo.
Y después, vuelves a sentirte mal.
Y peor aún.
Te empiezas a calificar de imbécil retardado que no tiene mente.
Un imbécil retardado en carencia de autocontrol que no es capaz de recordar, de aprender.
Y te cansas.
Te desprecias.
Te desprecias porque no sabes cómo una persona actuando de una simple manera es capaz de llevarte a ti a cometer grandes errores.
Grandes errores que son culpa tuya.
Pero no.
Tratas de buscarle una decimosexta pata al gato y cargarle la culpa alguien más.
Pero al fin y al cabo.
Tú eres completamente capaz de decidir qué hacer y qué no hacer.
¿O no?
Bueno, no siempre.
"Gracias a la pasión la gente hace cosas excepcionales."
Y no es sólo una pasión carnal.
Es la pasión que uno tiene en las cosas.
Se convierte en el anhelo.
O en algo completamente momentáneo.
Que quieres hacer.
Pero sabes que está mal.
Y aún así...
Lo hago.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Miente, no me mientas

Siempre es mejor decir la verdad.
No, gracias.

Siempre es mejor recibir la verdad.
No, gracias.

La verdad no siempre es lo que uno quiere.
Uno tiene una ilusa visión de que la verdad es lo que uno quiere y necesita; lo que a uno le gustaría que fuera.
La verdad, que vendría a ser la realidad, no está construida sólo por nosotros ni tampoco es sólo para nosotros, una realidad es válida para una persona tanto como para las demás. Entonces, una persona puede hacer realidad tu verdad añorada.
Pero tampoco se puede vivir esperando obtener lo que uno quiere.
Hay que vivir queriendo y aprendiendo a querer lo que ya se tiene.

Aunque, los deseos, siempre existirán.
Y son éstos las grandes motivaciones que tenemos.
Porque uno siempre quiere más.
Uno siempre necesita más.
Al obtener algo deseado, éste ya pierde el brillo.
Y vamos en busca de algo más.
Que tan necesario no es.
Lo que sí hace falta es esa sensación de intriga, de ansiedad, de búsqueda, de vacío.

No estamos acostumbrados a estar completos.
Siempre querremos más.