jueves, 26 de junio de 2008

Me acompleja(s) demasiado

El día comienza cuando
el día comienza cuando quiera
cuando despierto
cuando me baño
cuando como
cuando me veo al espejo
cuando salgo de mi casa
cuando hago algo productivo, no sé.

Puede empezar, por ejemplo, cuando salgo de mi casa,
y me doy cuenta de que tengo pegadísima una canción
y que por casualidad tu nombre se encuentra en la letra
o cuando me veo al espejo y me miro fijamente a los ojos
imaginando que estoy viendo los tuyos
o cuando estoy frente a un plato de lechuga
y tomo el tenedor
y pincho la lechuga
y la acerco a mi rostro
y me doy cuenta de que tiene un pelo
negro
igual que el tuyo
o también cuando me estoy bañando
y pienso que quiero sacarme el olor a transpiración que me quedó del día anterior
para oler bien
igual que tú
o puede ser cuando me despierto
y me doy cuenta de que estoy pensando en ti
siempre
de que mi día no comienza hasta que apareces tú.


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lunes, 23 de junio de 2008

Uf

Perdón que te lo diga, o que lo publique en Internet y no te lo diga a ti.
Pero te pasaste.
Ya es mucho hueona.
O sea, explícame cómo no te da asco tener la saliba de medio Chile en tu boca, cómo no te da vergüenza salir al pasillo en recreo, cómo haces para sentirte prácticamente orgullosa, o cómo chucha tení' el descaro de decir que estay enamorá' de este otro pobre imbécil.
Perdón, pero ya te pasaste.
Es que soy incapaz de entenderlo, así de simple, y erí' mi amiga, pero no quiero que me vinculen a esa onda tuya.
Perdón, pero erí' muy perra.


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domingo, 15 de junio de 2008

Hoy, por fin

- Quiero pintar hueona. Quiero agarrar un cuaderno, lápices de cera, y pintar. Y me voy a comprar un cuaderno, me voy a comprar lápices de cera, y voy a pintar.


Un año en coma, estuvo un año en coma con los ojos abiertos viendo a los demás vivir sus vidas mientras ella estaba estancada, sin crecer, sin aprender, sin madurar, sin influir en los demás, sin aportarle nada a su mundo, sin interesarse en los demás, sin encontrarle el valor a las cosas, sin despertar, sin hacer caso a los demás, sin poder levantarse. No se podía, no quería, no le interesaba; no podía.

Es como cuando a uno le hablan, le hablan y le hablan pero uno no pesca, está en piloto automático, ya que tienes la mente en otro lado.
Bueno, ella estaba en piloto automático porque tenía la mente en otro lado, tenía la cabeza, el cuero cabelludo y el pelo en otro lado. Tenía los hombros, los brazos, los codos, las muñecas, los dedos, las uñas en otro lado. Tenía la guata, el ombligo, el caminito de la felicidad, la cadera, el coxis, las piernas, los tobillos, los talones, los pies en otro lado.
Tenía el corazón muy lejos de ella.
Es que eso es lo que pasa cuando alguien pasa a formar parte de tu vida y luego de ti; se vuelve indispensable, necesario, vital.

Él no seguía con ella.
Ella sí, ella siguió con él durante un año, hasta hoy.

Hoy soltó la tecla de piloto automático para empezar a hacerse cargo ella. Hoy empezó a ver colores nuevamente, a valorar las cosas, a su familia, a sus amigos, empezó a escucharlos, a interesarse, en ella y en los demás.
Hoy quiere volver a verse bonita, hoy vuelve a sentirse bonita. Hoy quiere volver a salir, hoy cree que puede salir a la calle y pinchar con alguien, hoy volvió a encontrar una motivación, una razón para levantarse todos los días, para estudiar, para arreglarse, para salir, para conversar, para ver una estrella y pensar en lo que ella quiera, y la encontró dentro de ella misma, ya no más él.


Hoy ha vuelto a vivir.
Retomar.


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lunes, 2 de junio de 2008

Mira el pajarito

El otro día me di cuenta de lo mucho que me gusta mirarte los ojos.
Me tranquiliza no sé, es eso que como que, dejas de pensar en todo lo demás, como que nada más importa, supongo que será la sensación de encontrar lo que andabas buscando.
En fin, me encanta, como ya dije, me gusta mucho, el otro día me descubrí haciéndolo muchas veces y cada una de esas veces duraba bastante, pero qué le voy a hacer si me hace sentir tan calamada.
Lo bueno, me encanta mirarte los ojos.
Lo malo, no puedo mirarte a los ojos, se me hace imposible, por vergüenza.
No porque haya hecho algo se lo que tenga que avergonzarme sino que... supongo que sabes a qué me refiero.
No puedo, sencillamente no puedo.
Me pasa esto de verte tan seguido, pero jamás poder sonstenerte la mirada.
Por favor, no lo tomes como un signo de indiferencia, al contrario... ojalá sepas el contrario de la indiferencia.
En fin, supongo que seguiré viéndote los ojos, no creo que me haga mucho daño, por ahora.

Agradezco esto de las cámaras fotográficas, siempre me he preguntado cómo funcionan, cómo hacen para capturar un momento... Les agradezco por permitirme verte durante tanto rato sin desviar la mirada, poder fijarme en cada detalle sin vergüenza, y sobre todo, verte los ojos, durante pff incontables momentos de incontables duraciones, y sentir que tú también me estás mirando.

Y es hermoso.


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