Alguna vez escuché que el paso del tiempo es la mejor manera de superar las penas.
En realidad, lo escuché más de una vez.
De hecho, me lo he dicho a mí misma.
E incluso he llegado a comprobarlo empíricamente.
Claro, el tiempo provoca un olvido aletargado.
Sin embargo, no hay dolor más intenso que el de la lucha de las lágrimas que llevan tiempo esperando salir y que el cuerpo, gracias al paso del tiempo, no quiere liberar.
El remedio del tiempo se dedica a gestar sentimientos sin avisarnos, hasta que el cuerpo mismo se da cuenta de su existencia y no encuentra la manera de alivianarse.
Y para esas represas
no hay remedio.
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