lunes, 28 de mayo de 2012

Y no es que el frío sea la nueva moda

Bajo la escalera, recojo una revista, la hojeo, me aburro, la dejo en la mesa.
Voy a la cocina, saco un pan, no me gusta, lo boto.
Agarro el diario, leo las cartas al director, que es una de las pocas cosas que me interesan, leo un par, no hay nadie hablando acerca de los clásicos temas tabúes, qué fome. Intento con "Artes y Letras", siempre hay algo interesante que le ayude a uno a forjar una cultura ridículamente ilusoria. Nada que acapare mi atención por muchos minutos. La parte de espectáculos puede tener algo que alimente ese morbo/placer culpable/ que todos llevamos dentro.
"Karol Dance: la transición de pokemón a peloláis". A la basura.
Vuelvo a la cocina, me sirvo un vaso ridículamente grande de agua con gas -me encanta el agua con gas- y me como una aceituna.
Mi mamá está sacando la basura.
Subo a mi pieza, prendo el computador, me meto a Facebook y comienzo a actualizarme en cuanto a la vida personal de mis amigos, de mis no tan amigos, del niño que me gusta y de la canina que se lo jotea.
Mientras tanto, afuera pasa el -quizás no tan silencioso pero sí ignorado- camión de la basura, a cargo de gente que se dedica a recoger nuestra mierda.
Cuando tengo que estudiar, Facebook es lo más entretenido de este planeta, pero cuando no... se vuelve increíblemente aburrido en muy poco rato.
Intento con Twitter, ahí sí que se pueden encontrar cosas choras y, en ocasiones, con cuotas altísimas de ingenio.
"Vale Roth", "Harry Potter", "Piñera ctm", "Mundos Opuestos", "Fútbol", "Fútbol", "Fútbol". Bueno, algo es algo.
Mi pieza es tan grande que es muy difícil calentarla, incluso prendiendo la estufa que hace harto tiempo ya que puse, porque soy un poco friolenta. Prendo el scaldasonno porque me comen las ganas de pensar en meterme en mi cama calentita que va a estar esperándome.
Tengo tanto sueño que voy a dejar mi mochila lista para mañana, igual que como hacía en básica, para poder acostarme rápido, dormir suficiente y mañana salir tranquila.
Hay mucho viento hoy día, afuera vuelan hojas, muchas hojas. Vuelan hojas de árboles, de plantas, de cuadernos y de diarios que lograron escapar de un camión que intentaba llevárselos quién sabe a dónde.
Obvio, OBVIO que se me olvidan mil quinientas cosas por hacer justo cuando empiezo a prepararme para dormir, cuando mi cama ya alcanzó la temperatura ideal y cuando me empieza a bajar todo el sueño.
Me pongo a contestar mails, escribir un par de tonteras, anotar cosas que no se me pueden olvidar y dejo cosas de hoy para hacer mañana; mañana hay más tiempo.
Qué gran poder que tiene el viento.
Finalmente, a la cama. Nada mejor que la sensación de por fin poder cerrar los ojos para dormir tranquilamente, aunque exista la conciencia de que más rato va a sonar el despertador para ir a la ducha, no importa, por ahora puedo dormir.
Desde hace mucho tiempo que tengo problemas para dormir, aunque esté muy cansada me demoro un buen rato en lograr conciliar el sueño. En fin, luego de un rato, lo logro. Supongo, porque uno nunca se acuerda del momento en el que los ojos están y permanecen cerrados por defecto y no por deseo.
Quizás a cuánta gente le cueste igual que a mí quedarse dormida, sobre todo con este viento.
Afuera llueve.
Odio, por sobre muchísimas cosas, despertarme temprano. Pero no hay nada que hacerle, a la ducha. No sin antes dejar prendida la estufa de mi pieza y poner el calefactor en el baño para cuando salga mojada, terrible esa sensación.
Me visto muy muy rápido porque ya debería estar en el metro.
Cambiaron la hora, ya no está tan oscuro tan temprano en la mañana.
Yo tengo una ventana en el techo de mi pieza, arriba de mi cama. Siempre me llega la luz de afuera.
Afuera hace muchísimo frío, pero nada que el café que me espera en el termo que está en mi mochila sumado a un cigarro no puedan arreglar.
Voy atrasada, por supuesto.
Nunca hago ejercicio, por lo mismo, correr para alcanzar el metro y la micro me dejan muerta.
Voy corriendo, porque lógicamente la micro está en el paradero y yo no estoy ahí, y veo a mis pies la misma noticia ridícula de ayer, o eso creo. Solo alcanzo a leer "Karol Dance: la..." el resto está tapado por la mano que intenta cobijarse con una hoja de diario.


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