lunes, 14 de mayo de 2012

Y uno es lo que come, ¿o no?

No sé si es una mirada
o un millar de miradas
que deambula de manera inapropiada por tu cuerpo.
Ese que está ahí
y el que está injusta y cariñosamente en mi imaginación.
Y cada pestañeo sirve para intensificar las constantes
e inestables
imágenes e imaginaciones.

Llega a ser muy hiriente
la silueta de tu atención que juega con la mía
a que le interesa
y a las escondidas.

Habito en un ambiente de seguridad fundado en algo que no tiene nada de verdad.

Un paseo de asimetrías tan perfectamente complementarias
que no tienen tiempo suficiente para existir.
Me abanica el atrevimiento de las promesas de tus ojos
que peligran perderse a mitad de camino.

Y te respondo
una mirada indómita que te acosa.

Como si quisiera comérselo.
Como si quisiera comerte el corazón.


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