domingo, 29 de julio de 2007

Para ti

Y esto te lo escribo a ti.
Va para ti.
¿Por qué?
Porque yo lo necesito.
¿Para qué?
Para que me entiendas, no para que me comprendas.
Suponiendo que algo me conoces, me dejo llevar por un viejo dicho, y te digo, que odio arrepentirme de las cosas que hago, creo que no está bien.
¿Te digo otra cosa?
Sí me arrepiento.
Si tuviera la oportunidad de borrar algún hecho en mi vida, sería ese.
¿Por qué?
Si tanto a mí no me afecta, quien en realidad se ve afectada eres tú.
¿Entonces?
Porque como ya he dicho antes acá, para la armonía, paz y felicidad propia, se necesita la ajena. Porque son esas personitas que se meten en tu vida sin avisarte que al momento de entrar, no querrás que se vayan nunca las cuales son tus motivaciones para levantarte todos los días en la mañana, para esforzarte por las cosas, porque es gratificante estar con la gente que uno quiere, porque es hermoso ver la felicidad de alguien ajeno a ti pero que al mismo tiempo es parte de ti, ya que sin esa persona no serías lo que eres hoy, no te gustaría lo que te gusta hoy, no estarías donde estás hoy, no pensarías como piensas hoy, no habrías vivido las experiencias que ya tienes sobre el cuerpo.
Recuerdos.
Son esos momentos que se transforman en recuerdos los cuales hacen apreciar los acontecimientos, y personas en la vida. Ya que aunque éstos no sean placenteros, el hecho de vivirlos junto a gente querida; te llena.
Tú me llenas.
Yo te quiero.
Sí me importas.
Dolida, estoy.
Tanto como tú, no.
Pena, sí.


Perdón.

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